Foto de Dan Barbus.
El equilibrio es uno de las constantes en la Naturaleza. Es equivalente a vida, mientras que el caos puede considerarse como el germen de la destrucción, aunque la evolución nos demuestre posteriormente que el caos actúa como un dinamizador de la misma.
Pero no se trata de hablar de evolución, al menos en estas líneas, sino del equilibrio, y en concreto del equilibrio emocional de las personas. Sabemos que la dieta influye de manera decisiva en alcanzar dicho equilibrio. Y del mismo modo, según avanzan los estudios y las investigaciones vamos conociendo poco a poco que los alimentos por una parte nos ayudan y al mismo tiempo nos perjudican. Y aquí nos encontramos de nuevo con el equilibrio.
En el tema de la depresión, los científicos descubren día a día que nuestro equilibrio emocional también depende en buena medida de la ingesta de determinado tipo de alimentos. Alimentos que no siempre resultan los más saludables.
En PNAS nos cuentan que el café tiene un profundo efecto antidepresivo; y se debe a que la cafeína actúa sobre los receptories de adenosina A2A, unas moléculas que tienen un efecto beneficioso para que no nos invada esta terrible enfermedad como secuela de padecer altos niveles de estrés.
La adenosina A2A regulan neurotransmisores importantes como el glutamato o la dopamina. La cafeína se fija a los receptores y los deja inactivos. El experimento en ratones revelan que las consecuencias más perjudiciales del estrés pueden prevenirse de varias maneras distintas, pero todas tienen en común que bloquean estos receptores.
Así las cosas, se trata ahora de buscar fármacos que frenen a estos receptores y que sustituyan a la cafeína y sus efectos perjudiciales sobre el organismo. Aunque, quien sabe, porque también sabemos de los efectos beneficiosos del café para prevenir la diabetes tipo 2, la cirrosis hepática o las perdidas de memoria.
Lo dicho, que complicado resulta encontrar el equilibrio, porque todos los alimentos cuentan con sus efectos perjudiciales y beneficiosos.
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